¿Cómo sabes cuáles son los mejores alimentos para tu embarazo? ¿Es importante comer pescado, o será peligroso porque contiene mercurio? ¿Necesitas comer carne, o tiene demasiada grasa? Y los huevos, ¿tendrán demasiado colesterol?
Con tanta información contradictoria es fácil desistir de comer sano y terminar metiendo la cuchara en un gran bote de helado de chocolate. Pero sigue leyendo y comprobarás que hay muchas maneras de asegurarte de incluir en tu alimentación todos los nutrientes que tú y tu bebé necesitan.
Nuestros expertos en nutrición han elegido algunos de los alimentos super poderosos que te ayudarán a tener un embarazo sano. Incluye en tus comidas los que más te gusten para fortalecer tu alimentación.
Huevos
Además de contener más de 12 vitaminas y minerales, los huevos tienen mucha proteína, la cual es esencial para tu embarazo. Las células del cuerpo de tu bebé, que ahora crecen y se multiplican a una velocidad asombrosa, están hechas de proteínas. Además, tu propio organismo necesita proteínas para el crecimiento y la reparación de los órganos que también se desarrollan en tu cuerpo, como la placenta, el útero y los senos.
Los huevos también son ricos en colina, un nutriente esencial para el crecimiento de tu bebé y la salud de su cerebro, y que a la vez ayuda a prevenir defectos del tubo neural. Además, puedes comprar huevos que contengan ácidos grasos omega-3, que son importantes para el desarrollo del cerebro y la visión de tu bebito. (Las marcas que contienen omega-3 lo traen impreso en la caja.)
¿Pero no contienen los huevos demasiado colesterol? La verdad es que hemos sido injustos con los huevos. En realidad, el consumo de grasas saturadas (como las que contiene la manteca, los cortes de carnes rojas con alto contenido en grasas, el aceite de palma, la crema de cacao y diversos alimentos procesados) es mucho más perjudicial que el colesterol presente en los huevos de forma natural.
Si eres una mujer saludable, con un nivel de colesterol en la sangre normal, puedes incluir sin miedo uno o dos huevos en tu alimentación diaria, dicen los expertos en nutrición.
Además de sanos, los huevos son baratos, fáciles y rápidos de preparar, y muy versátiles. Cuando te falte tiempo o energía para cocinar, un par de huevos duros o una rica tortilla de huevos (a la que puedes agregarle algunas verduritas) son siempre una excelente opción.
Sólo asegúrate de cocinarlos bien y evitar las comidas y postres que contengan huevos crudos, los cuales podrían contener bacterias que pueden causar infecciones y hasta provocar un parto prematuro.
Salmón
El salmón no sólo es un alimento rico en proteínas de muy buena calidad, sino que es también una excelente fuente de ácidos grasos omega-3. Comparado con otros pescados, tiene la ventaja de contener bajas cantidades de metilmercurio, un químico presente en alta concentración en muchos pescados grandes (pez espada, caballa del atlántico, blanquillo camello, tiburón) y que es peligroso para el sistema nervioso en desarrollo de un bebé.
Sólo recuerda que aunque el salmón contiene bajas cantidades de mercurio, así como el atún (bonito) blanco enlatado y el abadejo, la Agencia de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda que las mujeres embarazadas consuman un máximo de 12 onzas de estos pescados por semana para evitar ingerir demasiado mercurio (3 onzas equivalen a una porción del tamaño de una baraja o mazo de cartas).
Frijoles (alubias, judías)
Negros, blancos, pintos, lentejas, garbanzos… ¡cuántas deliciosas opciones tenemos de estas legumbres llenas de fibra y proteínas!
Ya sabes lo importante que son las proteínas para un embarazo sano, y ahora te presentamos a tu nuevo aliado durante los nueve meses de espera: la fibra. Durante el embarazo los intestinos se vuelven un poquito perezosos, aumentando la posibilidad de que padezcas estreñimiento y hemorroides. El consumo de fibras ayudará a prevenir y aminorar estos dos problemas.
Los frijoles, además de tener un alto nivel de fibra, son ricos en hierro y folato (el folato es la vitamina B9 que se encuentra en los alimentos, y el ácido fólico es la forma artificial del folato que se toma en vitaminas, píldoras etc), calcio y zinc.
¿Y cuál es la mejor manera de cocinarlos? Remójalos durante al menos un par de horas para que se hidraten y se cocinen en menos tiempo. Y, si los dejas en remojo de la noche a la mañana, mejor tira el agua y enjuágalos de nuevo antes de cocinar.
A la hora de disfrutarlos, sírvelos con alimentos ricos en vitamina C (un vaso de jugo de naranja, por ejemplo) para que tu cuerpo absorba mejor el hierro que contienen. Y en cuanto a los gases, hay quienes dicen que se pueden evitar si se preparan como puré.
No importa cómo te gusten tus frijoles, prepáralos siempre en doble cantidad y congela la mitad. Todos los tipos de frijoles conservan bien su sabor, textura y propiedades cuando se congelan, y siempre es muy práctico tener algunas porciones en el congelador.
Camote (batata, boniato)
El color anaranjado de la batata o camote viene de los carotenoides que contienen, y que nuestro organismo transforma en vitamina A. Otros vegetales anaranjados y rojos, como la zanahoria, los chiles y pimientos (ajíes), también son ricos en carotenoides. Nuestro organismo convierte los carotenoides de los vegetales en esta vitamina a medida que lo necesitamos, o sea que no hay riesgo de ingerir cantidades excesivas de vitamina A.
Los camotes también son una buena fuente de vitamina C, folato y fibras. Y, al igual que los frijoles, son muy económicos y versátiles (y también muy ricos como botanas o meriendas). Cocínalos al vapor o al horno, y dales un toque de sabor con un poco de mojo, ajo, aceite de oliva o hierbas frescas. Úsalos en sopas y guisos junto con papas comunes o en lugar de éstas.
Avena
La avena es un grano integral muy rico en fibra. Es una excelente fuente de energía y también es rica en vitamina B1, magnesio, proteína y fósforo, entre otros nutrientes.
Pruébala como cereal de desayuno, con leche y frutas, o úsala molida en la preparación de galletas, pastelitos y bollos tipo “muffins”. La avena es el ingrediente principal de la granola (avena tostada con frutas secas), la cual combina muy bien con el yogur natural.
Comer cereales integrales durante el embarazo es importante porque éstos contienen mucha fibra y nutrientes, incluyendo vitamina E, que protegen las células de nuestro cuerpo.
Además de la avena, puedes incluir en tu alimentación el arroz integral, panes y tortillas hecho con harinas integrales, la quinoa (que contiene mucha proteína) e incluso las palomitas de maíz (¡sí, también son un cereal integral!; pero consúmelas sin mantequilla o aceite, y procura no agregarles demasiada sal).
Nueces
Si no te gustan los huevos ni el pescado, pero quieres asegurarte de consumir los ácidos grasos omega-3, tan importantes para el desarrollo cerebral de tu pequeño, prueba las nueces. Son una de las mejores fuentes vegetales de omega-3, y te vendrá muy bien tener siempre a la mano esta botana práctica y energética (además, combina muy bien tanto con postres como con platillos salados).
Guárdalas en el congelador para que no se pongan rancias, y disfrútalas solas, con uvas pasas o frutas, sobre ensaladas, pastas y vegetales, o mezcladas con yogur.
Yogur natural
El yogur natural te ofrece los beneficios de la leche de una forma más fácil de digerir y con la ventaja adicional de las culturas activas que contiene (o probióticos) que ayudan con la digestión y pueden fortalecer tus defensas naturales.
Es una excelente fuente de calcio, el cual es vital en tu dieta de futura mamá. Si no consumes suficiente calcio durante el embarazo, tu organismo lo extraerá de tus huesos y dientes para que no le falte este mineral a tu bebé.
El yogur natural es más sano que los que tienen sabor a frutas, los cuales además de azúcar contienen más conservantes, sabores y colorantes artificiales. Pero si lo prefieres dulce, prueba agregarle fruta fresca picada o endulzarlo con un poco de miel.
La col, y otras verduras de hojas verdes oscuras
La col, tradicional o rizada, está cargada de vitaminas y nutrientes, incluyendo las vitaminas A, C y K, así como del importantísimo ácido fólico. También es rica en carotenoides, esenciales para la salud de los ojos.
La espinaca tampoco se queda atrás, y su sabor más suave y su versatilidad en la cocina la mantienen siempre entre las verduras favoritas. Pruébala en sofritos, tortillas de huevos, empanadas, quiches, o usa las hojitas más tiernas en sándwiches y ensaladas.
Para sacarles el mejor provecho a estas hortalizas, lo ideal es consumirlas lo más frescas posibles, preparándolas sin demora al comprarlas, puesto que conforme pasan los días disminuye su contenido nutritivo. También es buena idea tener siempre una bolsita de espinacas o col picada en el congelador para la preparación de diversos platillos.
Carnes magras
Las carnes proveen grandes cantidades de proteína y hierro, dos nutrientes fundamentales durante el embarazo. Sin embargo, dependiendo del corte, también pueden contener mucha grasa. El truco está en elegir opciones más magras, como el solomillo, y evitar las más grasosas (como muchas carnes molidas, y también la piel de las aves).
Al comprar carne de res, elige los cortes sin grasa (de 95 a 98 por ciento libre de grasa). Evita, sin embargo, los fiambres y las salchichas, a no ser que se calienten hasta que estén humeantes. Además de que son menos sanos, hay un pequeño riesgo de que al consumirlos puedas transmitirle algunas bacterias o parásitos dañinos al bebé, incluyendo el toxoplasma, o la salmonella.
Frutas y verduras de colores variados
Al consumir una variedad de frutas y verduras anaranjadas, rojas, amarillas, moradas, verdes y blancas estarás aportando a tu dieta (y la de tu bebé) una gran variedad de nutrientes. Esto se debe a que los alimentos de diferentes colores son ricos en diferentes vitaminas, minerales y antioxidantes.
Además, este arco iris nutritivo tiene otra importante ventaja: durante la fase final del embarazo, el bebé está “probando” a través del líquido amniótico todos los alimentos que tú consumes, dicen los expertos. Si tu pequeño empieza a saborear una variedad de frutas y verduras sanas desde antes de nacer, aumentará la probabilidad de que reconozca esos sabores y los acepte más adelante.
Fuente: https://espanol.babycenter.com/a13500013/los-diez-mejores-alimentos-para-el-embarazo